14/08/12
Este conjunto laberíntico de casas está cruzado por un rio del que salen canales que atraviesan sus calles. Sus puentecitos, casas de madera y plazas han hecho que este lugar sea un hervidero de turistas. En este punto es muy similar a Pingyao. Casas antiguas bien conservadas repletas de tiendas de todo tipo. Esto es justo lo que no quiero.
Anoche llegué cansado y con dolor de cabeza tras 24 horas de viaje, y para colmo resfriado. Llevo un dia y medio sin probar bocado por mi estómago ya no quería vérmelas apurado durante el viaje.
Mi intención era irme este dia a hacer el trekkin del Salto del Trigre, pero me comentan que quizás esté cerrado porque las carreteras estén bloqueadas a causa de las últimas lluvias. De todas formas no me encuentro bien y me quedaré a reposar en la pensión.
Me acompaña toda la tarde. Lio una buena para comprar los billetes y finalmente nos vamos a ver la ciudad con su novia Bea y Shue, una china estudiante de español que viaja con ellos. Disfrutamos de la parte alta de Lijiang y de las mejores vistas de la ciudad, acompañados de cerveza que por supuesto está a precios desorbitados. Sin embargo la situación lo merece.
Es curisoso como cada noche, los habitantes del pueblo, frente a las puertas de sus casas, pongan incienso y coloquen unas especies de antorchas, para dedicarles plegarias o bailar alrededor del fuego, en una especie de rito mágico tibetano.
Al final toca retornar al hostel y curso acelerado de Kiriki. Mañana tambíen toca reposo.
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