domingo, 12 de agosto de 2012

CHENGDU: Pandas y aventuras varias


 11/08/12

Hoy querría que huebiera sido un tranquilo dia para dar un paseo por el centro de reserva de Pandas. Hay que verlos temprano, ya que a esa hora están más activos y hay menos turistas. Así que a las 7 de la mañana, y según me explicaron, salgo a buscar el primer bus de linea. Aqui las paradas de bus no tienen mapa, tan solo una lista correlativa de las paradas de forma lineal.

Veo que la parada que busco aparece, y me monto en el bus. Desde este voy observando que me voy alejando cada vez más de mi destino. No pasa nada, esperaré a que de toda la vuelta para llegar a mi parada. Error, aquí los buses no son circulares, son lineales. Llegan al final y vuelven por el mismo camino recorriendo todas las paradas....Arrrgghh ... dos horas metido en un bus de línea!!

Llego a mi parada y tengo que coger otro bus. Lo cojo y una vez dentro me dan a entender que ese no va a los Pandas; me dicen otro número de bus, corro a la parada, pregunto de nuevo y alli cada uno me dice algo distinto... estoy con cara de Poker. Tras dar muestras de mi deseperación, una muchacha se ofrece a llevarme en su coche! Increible. Así que caminamos 15 minutos hasta su casa, saca el coche del garage y a pesar de tardar 45 minutos por calles colapsadas por obras llego finalmente al parque de los Pandas. Todo un detallazo. Ahora no se ni donde estoy. El parque está tan lejos que no sale ni en los mapas. Ya veré la vuelta.

El centro de Reservas de los Pandas es un parque muy cuidado y agradable, repleto de vegetación muy diversa, sobretodo de bambú, y repartido por este hay una veintena de parcelas y edificios que albergan los animales. Están los pandas corrientes, los pandas rojos (estos son chulísimos, son como mapaches), está el criadero de bebés, la sala de incubadoras, el panda adulto, los semiadultos...

A pesar de que intentar tomar fotos con tranquilidad a esta hora de la mañana con la ola de turistas es más que un reto, el parque es un interesante laberinto botánico por el que perderse y pasear sin el colapso humano. No creo que sea un destino obligado, pero si se viene a Chengdu, merece la pena disfrutar la mañana así.

El regreso, más de lo mismo, me busco la vida para compartir un taxi con algunos de los turistas. Unos canadienses me hacen el favor de dejarme lo más cerca posible, y de gratis. No encuentro taxis, cojo un bus y finalmente termino montado en una moto, que termina llevándome más lejos de donde estaba. Con un poco de paciencia (los chinos tienen toda la del mundo), consigo llegar a mi destino.

Aunque no lo parezca Chendu es la ciudad más tranquila que he pisado para tener 13 millones de habitantes y una extension horrible. Además es una ciudad muy bien aprovechada, llena de parques y espacios ingeniosamente diseñados.

Me fui con los tres franceses a dar un paseo y encontramos calles amenizadas con los diseños de una escuela de arte. Parques para la inspiración musical y la meditación, así como el típico barrio antiguo que se encuentra en todas las ciudades.

La gente aquí se vuelca en ayudarte y siempre es simpática. Chengdu ha sido otra de esas ciudades que me ha cambiado el concepto que tenía de ella.

Por la noche salimos a cenar los franceses, dos italianas (Francesca y Martha), y dos españoles, Ángel, un Navarro entregado a los viajes y Aitziber una vasca de pura cepa. Comida deliciosa, cervezas y otra noche más para el recuerdo.


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