17/08/12
Ocho de la mañana. Al fin doy con mi hostal tras perder media hora para encontrarlo. Llego cansado y sudoroso por la humedad y el calor tan característico de Guilin. Había quedado aquí con Ismael, pero no me esperaba que hubiese llegado antes que yo. Con sorpresa lo veo entrar en el salón: muchos abrazos para un gran reencuentro.
Tras ponernos un poco al día con nuestras aventuras trazamos un plan rápido y cogemos lo necesario para irnos a visitar las Terrazas del Espinazo del Dragon.
En sus aldeas, separadas por pocos kilometros de distancia, conviven diferentes etnias como los Zhuang, Yao, Miao, Dong... cada una con su propia cultura e indumentaria. Aunque es común entre las mujeres de todas estas etnias no cortarse el pelo en su vida para pavonearse con una cabellera que prácticamente les llega a los pies y que se enrrollan en la cabeza a modo de turbante. Son a dia de hoy las mujeres con la cabellera más larga del mundo.
Nosotros decidimos hacer un sendero de varias horas por las colinas recorriendo otras aldeas para dormir en algúna pensión cualquiera. En lugar de ello, llegamos a una aldea aislada de la etnia Yao, donde un grupo de pobladoras nos convencieron para dormir en sus "instalaciones" por un módico precio. Ya por lo tarde que era y por vivir la experiencia, no desaprovechamos la ocasión.
Más tarde, la cena a base de arroz y verduras directamente de su abastecimiento particular fue exquisita. La calidad culinaria China y en concreto de estos aldeanos no deja de sorprenderme. Nos pusimos hasta la bola.
Por último, mucha etnia y mucha pobreza pero aprovecharon para vendernos souvenirs de todo tipo... y lo consiguieron. Risas y charlas concluyeron con la gran experiencia del dia.
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