miércoles, 8 de agosto de 2012

GUILIN (桂林): El espinazo del Dragón

17/08/12

Ocho de la mañana. Al fin doy con mi hostal tras perder media hora para encontrarlo. Llego cansado y sudoroso por la humedad y el calor tan característico de Guilin. Había quedado aquí con Ismael, pero no me esperaba que hubiese llegado antes que yo. Con sorpresa lo veo entrar en el salón: muchos abrazos para un gran reencuentro.

Tras ponernos un poco al día con nuestras aventuras trazamos un plan rápido y cogemos lo necesario para irnos a visitar las Terrazas del Espinazo del Dragon.

A unos 100 km de Guilin, en una zona montañosa salpicada de aldeas, sus habitantes, desde tiempos ancestrales han moldeado sus tierras para el cultivo del arroz a pesar de la gran dificultad del terreno. Es por ello que disponiendo las laderas de las montañas en terrazas, han conseguido que esta zona de 66 Km cuadrados sea hoy por hoy uno de los paisajes más conocidos y fascinantes de China.

En sus aldeas, separadas por pocos kilometros de distancia, conviven diferentes etnias como los Zhuang, Yao, Miao, Dong... cada una con su propia cultura e indumentaria. Aunque es común entre las mujeres de todas estas etnias no cortarse el pelo en su vida para pavonearse con una cabellera que prácticamente les llega a los pies y que se enrrollan en la cabeza a modo de turbante. Son a dia de hoy las mujeres con la cabellera más larga del mundo.

Cuando llegamos a Píng'an, nos vimos en medio de una verdadera romería de turistas, en una aldea colapsada de tiendas y restaurantes. Sin embargo a medida que subíamos a lo más alto de la aldea, las vistas de las terrazas desplegadas ante nosotros eran de agradecer. Un dia caluroso pero soleado, fue perfecto para una jornada paisajística de trekkin.

Nosotros decidimos hacer un sendero de varias horas por las colinas recorriendo otras aldeas para dormir en algúna pensión cualquiera. En lugar de ello, llegamos a una aldea aislada de la etnia Yao,  donde un grupo de pobladoras nos convencieron para dormir en sus "instalaciones" por un módico precio. Ya por lo tarde que era y por vivir la experiencia, no desaprovechamos la ocasión.
 
Una aldea llena de telarañas cazamosquitos en cada esquina y casas de madera bien conservadas rodeadas de huertos, arrozales y establos. La casa donde nos iban a alojar, por dentro no destaca precisamente ni por su limpieza ni por su mobiliario. Una cama medio decente en la habitación de la hija que ya se marchó de casa y un par de sillones para los "comensales esporádicos" era lo más destacado de la vivienda.


Antes que nada nos mandan a la ducha.... es decir, a una poza a pocos metros de la aldea con una pequeña cascada. Más natural, satisfactorio y revitalizante... imposible.

Más tarde, la cena a base de arroz y verduras directamente de su abastecimiento particular fue exquisita. La calidad culinaria China y en concreto de estos aldeanos no deja de sorprenderme. Nos pusimos hasta la bola.


Por último, mucha etnia y mucha pobreza pero aprovecharon para vendernos souvenirs de todo tipo... y lo consiguieron. Risas y charlas concluyeron con la gran experiencia del dia.


No hay comentarios:

Publicar un comentario