lunes, 13 de agosto de 2012

SONGPAN-CHENGDU o Mad Max IV

10/08/12


Ya desde temprano hay gente practicando Tai-chi en los parques. El autobús sale puntual de Songpan. Sigo siendo el único occidental. El recorrido atraviesa varios valles, con desfiladeros verticales y siempre junto a un rio caudaloso que se va nutriendo poco a poco de afluentes y ensanchando a medida que descendemos. El autobús transita como de costumbre, con adelantamientos de infartos y siempre acampañado del destetable claxon que hacen sonar para cualquier maniobra o aviso en lugar de usar las luces de intermitencia.


Los pasajeros son de lo más variado, musulmanes, turistas Taiwaneses, y familias tibetanas que van a la gran ciudad. Muy curioso en estas la costumbre de llevar a los niños a espaldas con una especie de mochila artesanal.

El viaje se soporta a pesar de los constantes escupitajos, el calor humano casi palpable y las 7 horas de bus (6 por carretera comarcal y 1 por autovía). Con ayuda nativa, me avío para averiguar los dos autobúses y el metro que hay hasta el hostel. Chengdu es enorme y la estación de bus está en las afueras.

Cojo habitación y conozco a tres chavales Franceses (Luis, Gaspar y Martin) con los que me voy a cenar. Nos lo pasamos pipa porque comenzamos a experimentar las "peculiaridades" de la comida de Sichuan: Pique por todos lados.

Hay que especeficarles a los cocineros muy bien que la comida no tenga nada de pique, y a pesar de ello, sigue lo sigue siendo. Terminamos la cena brindando con aguardiente chino... calentorro. No hay manera, esta gente no tiene aún el concepto de las bebídas "frías" ni con las cervezas.


Por la noche retirada al hostel donde improvisamos un pequeño campeonato de futbolin. Por supuesto España deja el pabellón bien alto.

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