miércoles, 15 de agosto de 2012

JIUZHAIGOU: Paraiso Terrenal


08/08/12

Las 6:15, hora de levantarse. Veinte minutos caminando me separan del parque que abre a las 7:00.

Jiuzhaigou, significa literalmente "Valle de nueve aldeas", y se refiere lógicamente a las nueve aldeas que componen el valle. Este parque es uno de los principales atractivos de esta provincia con un promedio de 1,5 millones de visitas al año. Se trata de un par de valles plagados de lagos turquesa, formaciones sorprendentes y cascadas encantadoras. Es muy parecido al parque de Plitvice de Croacia, pero con dimensiones enormes.

La entrada es demasiado cara; son 30 € y me tocó la cajera amargada que no me quiso dar el descuento de estudiante. Con que, ya llevo medio riñón de menos. Más tarde entiendo lo del coste de la entrada. El parque es tan grandisimo que hay un hilo continuo de autobuses que suben y bajan a lo largo del valle y van parando en multitud de andenes donde hay enlaces con senderos concretos, lagos o vistas interesantes. El punto más alto donde se puede llegar está a unos 20 km, y como hay dos valles y todo lleno de curvas y escaleras, no es posible verlo todo andando en un dia.

De nuevo la suerte estuvo conmigo y un sol radiante salíó para mostrar un mundo de colores. Lo peor fue la marabunta de chinos que llenaban el parque junto con los continuos "Alou" que me dirigían queriendo decir "Hello". Y eso sin contar las fotos de pose que con entusiasmada sonrisa me pedían. De nuevo conté no más de 13 occidentales en todo el parque.

El mejor momento fue cuando cierta parte de una senda estaba bloqueada por un cartel que indicaba el cerrado por reformas.... entonces "se me abrió el cielo".... al fin lo que buscaba. Tan solo tuve que hacer caso omiso a esos caracteres extraños (por hoy) y esquivar la advertencia. Me esperaban 6 kilómetros de incertidumbre en soledad en plena naturaleza. Una gozada.



El resto del día, viendo infinidad de lugares, rios embravecidos por una fuerza tremenda que ya quisiera ver como traerían el caudal tras el paso de un monzón, bosques de bambú envolviendo arboles endémicos, una cantidad respetable de setas que emergían en cada hueco y por supuesto la densa extensión de arboles que se perdían entre las cornisas de los riscos imponentes.

  Ya sabréis que no es facil describir lo que se ve y lo que se siente ante determinados paisajes. Ni siquiera las fotos reflejan las vistas que allí se percibían. Así que tan solo hay que tirar de imaginación para intentar igualar aquellos parajes.

El día discurre entablando conversación con chinos que me ofrecian su comida, repetidas poses para fotos y disfrutando de lagos azules multitonales más propios de un paraíso que de un lugar mundano, en donde por una vez la realidad supera a la ficción. Y hasta aquí, uno de los lugares más maravillosos del mundo, como no, patrimonio de la UNESCO.







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