jueves, 23 de agosto de 2012

BEIJING (IV): Poderoso Caballero...

 30/07/12

De nuevo me levanto tarde. He cogido la costumbre. Mi plan es medio mañanero, ya que a la tarde tengo que prepararme para recoger todo y largarme a "Pingyao". Asi, que tras el desayuno y los asuntos informáticos, me voy a ver el distrito financiero con su "World trade center".

La estación de metro de la zona financiera está bastante más cuidada y moderna que las del resto de la ciudad: "el dinero llama al dinero". Salgo del metro y me encuentro rodeado de rascacielos y autovías elevadas. Destacan sobretodo dos edificios: La "TV China" y el "World Trade Center".

La sede de la TV China es muy curiosa, es el último grito en arquitectura, con su helipuerto en el tejado y otros detalles que no sé explicar. Oí hablar de este edificio pero la verdad que es impresionante tener esa enorme estructura delante que enamora por su singularidad.



El "Worl Trade Center", con su nombre se presenta solo. Con sus 330 m de alto y 81 plantas, destaca como el edificio más alto de Pekin. Asi que decido ir allí a subir y echar unas fotos si fuese posible. Comienza a llover y me refugio con unos obreros chinos con los que entablo más que unas palabras. Siempre es una grata experiencia intimar con esta gente. Flipan cuando les digo que soy Español y comienza el juego de los tópicos.





Para subir al edificio se permite la entrada (depende a quien) para subir a la cafetería de la planta 80. Me siento muy raro con mis "pintas" en un edificio tan lujoso. Y la cafetería... pfff... no me atrevo ni a mirar los precios por si me cobran hasta por eso. Hago un par de fotos y  (al ver que no consumo) me piden amablemente que me largue...o eso es lo que intuí. Tras eso tuve un capítulo cómico intentando bajar con el ascensor colándome en alguna planta de oficinas...pero no pasó a más... este edificio me acongojaba... así que huí en busca del calor fraternal del populacho en los apretados vagones del metro.


No podía marcharme de Pekin sin visitar al tito Mao en Tian'anmen. Estuve allí de nuevo pero tampoco me gustó la sensación de estar envuelto en la inmensa masa turísta.

Paseo hasta el Hostel, recojo equipaje y me voy a la estación de tren, lloviendo y mojándome por no aceptar los extorsionadores precios de los taxistas. Ya en la estación a 5 minutos de que salga mi tren encuentro al fin mi vagón. Me tocan dos abuelas y una mujer con su hija: todas chinas por supuesto. Bromeo con la azafata en Chino: ¿Cuánta gente viaja en este tren? ¿Mil? ¿dos mil?...  se oyen risas...   ¡10.000!     No se puede describir la de criaturitas que existen por aquí.

Adios a Pekín y a sus más de 20 millones de habitantes.




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